miércoles, 25 de febrero de 2009

problemas curiosos de matemáticas

TRES AMIGOS EN EL BAR

Os voy a contar una vieja historia que muy bien pudiera ser real:Van tres amigos a tomarse un refresco. Después de tomarlo, al pedir la cuenta, es donde viene el lío:- Amigos : Camarero, nos trae la cuenta, por favor.

- Camarero: Son 300 pesetas, caballeros. Y cada uno de ellos pone 100 pesetas.
Cuando el camarero va a poner el dinero en caja, lo ve el jefe y le dice:
- Jefe : No, esos son amigos míos. Cóbrales solo 250 ptas.

El camarero se da cuenta que si devuelve las 50 ptas. puede haber problema para repartirlas y decide lo siguiente:
- Camarero: Ya está. Me quedaré 20 ptas. y les devuelvo 30, diez para cada uno.
Les devuelve a cada uno 10 ptas.

Ahora es cuando viene el follón. Si cada uno puso 100 ptas. y le devuelven 10 ptas, realmente puso cada uno de ellos 90 ptas.90 x 3 = 270 ptas. Si añadimos las 20 que se queda el camarero, 290 ptas.......

¿ DÓNDE ESTÁN LAS OTRAS 10 PESETAS ?

Solución:

Este es un caso típico de cómo se pueden enredar las cosas.
Lo correcto es decir que 250 ptas. fueron a caja y 20 ptas. es la propina del camarero.







CÓMO AVERIGUAR LOS PUNTOS DE TRES DADOS

Un amigo lanzan tres dados y podremos averiguar, sin verlos, los puntos que marcan, siempre que nos haga los siguientes cálculos:


- Sumar 5 al doble de los puntos que marque el primer dado.

- Multiplicar por 5 esta suma.

- Añadir los puntos del segundo dado.

- Escribir un 0 a la derecha de esta suma y sumar a este número los puntos del tercer dado.

- Restar 250 al resultado de esta suma.

. Preguntamos a nuestro amigo el resultado de todas estas operaciones y se tratará de un número de tres cifras, la primera, segunda y tercera cifras representan los puntos marcados por el primer dado, el segundo y el tercero.

Ejemplo:
12 + 5 = 1717 x 5 = 8585 + 4 = 89890 + 2 = 892892 - 250 = 642


Cifras: 6, 4 y 2

jueves, 19 de febrero de 2009

Recuerdos...

Tengo vagos recuerdos, de cómo era aquella casa...
Recuerdo que el portal tenía una gran puerta de madera, vieja, oscura y de ella colgaba una aldaba negra, que pesaba tanto ke había que agarrarla con las dos manos, para poder golpear la puerta, afortunadamente también había telefonillo. Al abrir el enorme portalón crugían las maderas, tan fuerte, que entraban escalofríos, de oirlo... el crujir daba paso a una enorme entrada solitaria y vacía, de paredes blancas, sucias y dañadas por la vejez, dos enormes columnas y un viejo cuadro ocupaban aquel recibidor de techo alto del que colgaban numerosas telarañas.

Otra puerta serparaba el recibidor, de la casa de mi padre, esta era una puerta no muy grande, pero si muy vieja, la carcoma la había devorado y a penas tenía forma alguna. Al atravesarla, un fino pasillo conducía a la casa, su puerta también de madera e igualmente en ruinas, con dos grandes cerrojos, viejos y oxidados, en los que costaba introducir la llave.


Cuando entrabas en la casa, pensabas que no tenía nada que ver ella con el portal que la presentaba, pues era una casa acojedora, cálida y muy luminosa, vamos, todo lo contrario al portal. Sus grandes ventanales dejaban pasar una luz destellante probocada por la niebla.
Podías ver la cocina y el salón porque no había muro alguno que los separase. la cocina estaba a mano izquierda, era recogida pero viva, tenía una mesa de madera donde nos poníamos a comer. Y el salón formaba parte tambien de un pequeño estudio para pintura.

Un pasillo daba paso a una entrada no muy grande, pero a los pies, tapado por una cristalera, había un pequeño pozo que Monste y mi padre habían encontrado, ellos mismos lo limpiaron, iluminaron y lo acristalaron. Dejando a un lado aquel recibidor, sólo quedaban dos puertas, un baño del que me encantaba su bañera baja y una habitación con un pequeño balcón desde el que se ven las montañas de Cuenca.